miércoles, 19 de septiembre de 2007

Los vaivenes de una profesión


A propósito del cambio de alcalde de la Alianza a la Concertación

A Luis Jachura, Zorca Ostojic, Roberto Pelez y Carlos Iván, mis sinceros y profundos agradecimientos por sus palabras. En realidad solamente conozco a Luis Jachura desde hace años y puedo decir con orgullo que me une a él una grata amistad; a Zorka la he conocido en esta linda experiencia informativa y formativa que es “El Morrocotudo” y con ella compartimos los mismos ideales de dar espacios de participación a la gente, permitiéndoles expresarse ciudadana y democráticamente. A Roberto y Carlos Iván no tengo aún el gusto de conocerlos.

De verdad, no acostumbro a participar en estos foros ciudadanos para comentar una publicación firmada bajo mi autoría, pero, en esta oportunidad, nobleza obliga, he preferido hacer un artículo para no usar el mural electrónico de “comentarios”, no para dar respuesta a nadie, solamente para pensar en voz alta, o mejor dicho, “morrocotudamente”.

También, quiero aprovechar esta ocasión para agradecer a un sinnúmero de colegas de distintos medios de comunicación, impresos, radiales, televisivos y electrónicos, locales y nacionales, de entidades públicas y empresas periodísticas, que me han hecho llegar su preocupación y me han dado palabras de aliento en esta incertidumbre laboral que atravesamos, junto a más de un centenar de funcionarios municipales, a honorarios y contrata.

Para ser claros, estamos en riesgo de perder la fuente de trabajo debido al abrupto cambio de timón al frente de la Municipalidad de Arica, de la Alianza a la Concertación. Cambio que aunque sea transitorio, no deja de ser traumático para quienes dependemos de un sueldo y no contamos con indemnizaciones ni previsiones, por la modalidad de contrato firmado.

Mis agradecimientos especiales a Pamela Cousins, Judith Ubeda, Vlado Mirosevic, Yéssica Molina, Ricardo Catalán, Javier Araya, Cristian Mena, Udo Goncalves, Ray Jara, Amada Meneses, Miguel Angel Leiva, entre otros colegas que prefiero mantener en reserva.

ALCALDES

Efectivamente, trabajé en la Municipalidad de Arica en la gestión del ex alcalde Iván Paredes, como Editor de Prensa del periódico Arica Avanza y periodista de Relaciones Públicas, fueron cinco meses en el año 1999. No me despidieron, me retiré. El motivo lo sabe bien el ex alcalde socialista: no me canceló dos meses de trabajo, simplemente por capricho y/o mala voluntad, causándome tremendo perjuicio. Quien sabe de esta injusticia es Jorge Backit, que fue mi jefe, y que años después reconoció tratando de darme las excusas respectivas, pero el daño económico ya estaba hecho.

Es más, el propio Paredes tuvo una favorable opinión sobre mi labor, mi experiencia y mi calidad profesional. Incluso, en conversaciones privadas lo ha reconocido, aunque públicamente hayamos tenido diferencias, principalmente por su trato despectivo. Y la odiosidad que me tiene el parlamentario se origina primero porque le cobré en público lo que me debía y, segundo, porque apoyé a Carlos Valcarce, que le ganó el municipio en forma categórica.

En el año 2000, me incorporé como periodista en la Dirección de Comunicaciones de la administración Valcarce, quien me dio la oportunidad de trabajar después de haber sido víctima de las amenazas de Paredes. Desde esa época, comencé gradualmente a asumir responsabilidades, luego de ser Encargado de Prensa, este año me dieron el cargo de Jefe de Comunicaciones, por mi capacidad profesional y no por militancia política, ya que no la tengo.

Reconozco que con el alcalde Valcarce tengo una gran empatía, en cuanto a sus ideales e iniciativas para Arica. Además, comparto su estilo transversal y su vehemencia ariqueñista. Asimismo, él reivindicó mi labor en el municipio y me dio la confianza para desempeñar lo mejor posible mi trabajo periodístico, incorporándome en su equipo de confianza.

A Valcarce lo acompañé a La Moneda, al Congreso, a Palacio de Gobierno del Perú, a los municipios limeños, y en todas las instancias hubo una excelente cobertura de prensa, gracias a las redes logradas en mis 15 años de permanencia en Chile, y en mis 31 años de desempeño periodístico.

CRITICAS

He conocido de cerca a ambas autoridades, pero no es éste el espacio ni el momento para compararlas. Solamente quiero limitarme a decirles a aquellos (as) que livianamente, haciendo uso morboso de un derecho que otorga este medio, pretenden jugar a ser jueces y fiscales ético-sociales y utilizan, en su ignorancia supina, conceptos que no tienen relación con el hecho de trabajar con diferentes autoridades, aunque estas sean disímiles en sus ideologías, caracteres y estilos.

Y si me ha correspondido seguir en mis labores comunicacionales junto a Waldo Sankán, de la Concertación, en estos primeros días de haberse producido un abrupto cambio en la conducción de la administración municipal, es principalmente porque aún no ha definido su staff de prensa, debido a los cinco días festivos. Es decir, la circunstancia me ha resultado favorable para desempeñar mi trabajo con la nueva autoridad, hasta que determine lo contrario.

Con Waldo nos conocemos ocho años, en circunstancias desfavorables para él, porque era víctima de otra injusticia del ex alcalde Paredes, que exigió bajarlo de la candidatura como concejal porque le hacía sombra. En ese entonces, me correspondió apoyarlo periodísticamente, dándole cobertura en los programas y noticieros que conducía por radio Coral y radio Nacional. Asimismo, le di apoyo radial cuando se lanzó como candidato “súper concejal”, hace cuatro años.

Sin embargo, no por ello le he solicitado ni le solicitaré que me deje en las funciones que hoy tengo, por obvias razones y porque es mejor que eso quede a lo que dicte su conciencia y a la evaluación que realice de acuerdo a sus necesidades de gestión y de su confianza personal o política.

VOCACIÓN DE SERVICIO

La otra patita de esta cueca es remarcar que, cuando se trabaja en una institución como la Municipalidad, se hace por una mística de servir a la comunidad, de contribuir con el desarrollo de la ciudad y de buscar el bien común, que son los principios superiores por cuales nos regimos y dedicamos quienes hemos sido formados con sólidos valores humanistas, en el seno de una hermosa familia.

Por lo tanto, para quienes se ponen en una posición crítica, sin conocerme, solo les puedo decir que no es nada grato esta incertidumbre laboral que atravesamos un importante número de trabajadores municipales.

Por respeto a ellos, y a sus respectivas familias, creo que las ironías, las jactancias y sarcasmos sobre esta situación están demás y solo pueden provenir de mentes de individuos, hombres y mujeres, perturbados, insanos.

Tengamos, entonces, cierta generosidad en el trato al prójimo que debido a los vaivenes de la política se ven expuestos al desempleo e inseguridad laboral, y no denigremos al profesional que por la formación académica obtenida, cumple a cabalidad con sus funciones.

Por último, compartamos este mensaje: El trabajo enaltece, el servicio público honra, y ambos no tienen colores políticos ni religiosos, solamente el color del esfuerzo, el talento y la vocación.

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